Blog ecolife

EL MITO DEL REY MIDAS Curiosidades 09/08/2021

   

EL MITO DEL REY MIDAS.

Midas era un rey muy rico y poderoso que gobernaba Macedonia. Eran muchas sus riquezas y enrome su fortuna. Tenía una hermosa y cariñosa hija que compartía su vida y le alegraba cada día llamada Zoe. Disfrutaba de la buena vida, le encantaba la música, las fiestas y pasarlo bien. Tenía todo lo que un hombre podía desear, vivía en un hermoso castillo, alrededor del cual mandó plantar un hermoso jardín de rosas, poseía innumerables objetos de lujo, etc.
  
Midas pensaba que su mayor felicidad venía de todo su oro. Cada mañana lo primero que hacía era contar sus monedas de oro y las lanzaba hacia arriba para que le cayeran encima, como una lluvia de monedas de oro. Algunas veces se cubría de objetos de oro como bañándose en ellos.
   
Dionisio, el dios de la celebración, pasó por Macedonia en su camino a la India. En su viaje uno de sus acompañantes, Sileno, se extravió por el camino. Sileno cansado de tanto festejo encontró un hermoso jardín de rosas y allí decidió descansar. Era el jardín de rosas del rey Midas y allí lo encontró éste. Midas reconoció a Sileno y le invitó a pasar unos días en su palacio. Sileno era una compañía entretenida que contaba interesantes anécdotas de su viaje con Dionisio. Así el rey Midas disfrutó de una agradable compañía. Después de varios días y sin castigarle por aplastar sus rosas lo llevo sano y salvo con Dionisio.
  
Dionisio estaba muy agradecido, y le dijo al rey: "En agradecimiento por cuidar de Sileno y no castigarle te regalaré lo que quieras. Pídeme lo que quieras y te lo concederé." 
  
Midas respondió: "Deseo que todo lo que toque se convierta en oro."
Dionisio, algo preocupado trató de advertirle: "¿Seguro que es eso lo que deseas?"
Y Midas afirmó alegando que solo el oro le hacía feliz. Así fue como Dionisio concedió su deseo al rey Midas.
   
Midas se despertó rápidamente para comprobar el deseo de Dionisio. Tocó la mesita y la transformó en oro, tocó una silla, la alfombra, las puertas, hasta la bañera. Estaba como loco tocando objetos y transformándolos en oro. Al principio se divirtió muchísimo haciendo de oro, rosas, pájaros y todo lo que veía.
  
Se sentó a desayunar y quiso oler la fragancia de una rosa, pero al tocarla esta se convertía en metal y no desprendía ningún aroma. Intentó comer una uva, pero al tocarla se transformó en oro, lo mismo le ocurrió con el pan, el vino y el agua. Empezó a darse cuenta de las advertencias de Dionisio, intentó acariciar a su gatita y ésta se transformó en oro. El rey Midas comenzó a lamentarse, al escuchar los sollozos, su hija Zoe acudió a consolarle, el rey intentó detenerla pero ésta le había tocado y quedo transformada en una estatua de oro.
  
Llorando le pidió ayuda a Dionisio: "No quiero el oro. Ya tenía todo lo que quería, pero no me había dado cuenta. Quiero abrazar a mi hija, escuchar su risa. Quiero oler las rosas y comer. Por favor quítame esta maldición."
  
El dios Dionisio le respondió: "Puedes deshacer la maldición y devolverle la vida a las estatuas, pero te costará todo el oro de tu reino. Busca la fuente del río Pactulo y lávate las manos allí."
  
Midas se lavó las manos en el río, al instante su hija volvió a ser persona y todo lo que había transformado en oro recuperó su esencia natural."